Cuento ilustrado
"Genio"
Thomas Bernhard.
Proceso
Para la creación de las ilustración, se desarrolla un rescate de situaciones, características, contexto, entre otras cosas, y así llegar más fácilmente a una idea.
-lugar: Viena, Hotel en el centro de la ciudad
-personajes: el hombre (no se nombra ninguna característica sobre él). Como personaje antagonista del cuento tomé al espíritu de la ciudad, y la obra.
-acciones: escribir, morir.
-elementos: nota, chaqueta.
-sentimientos o emociones: decepción, envidia, rechazo, impotencia, rabia, tristeza, desolación, desesperanza, dolor, desvergüenza, ambición, codicia, desconsideración.
-Rescate del cuento
Más que descripciones de lugares o grandes situaciones o personajes, se centra en la tragedia del artista, quien, por muy arduo que hubiese sido su trabajo, lo destruyó a fin de cuentas, ya que el reconocimiento vendría después de su muerte. Se habla de Viena como un lugar construido sobre estas tragedias, se habla de ella como "cementerio". Sin embargo, este hombre rompe esa cadena o esquema, y antes de quitarse la vida, quema su obra. Y esos decenios que tardó en hacerla desaparecieron en cuestión de segundos.
Existe un pequeño análisis dentro del cuento que habla de cómo el arte llega a ser conocido al momento en que su autor muere. Una ironía, ¿Quién querría ser reconocido sin siquiera saberlo? Y también, dentro de todo... la amargura y tristeza que produce el ver destruirse una obra que por años tragó por entero su vida, esas cosas que finalmente se convierten en sus propios hijos... es triste...
Viena se transforma en un cementerio creado por genios, es como una burla.
La fama te explota una vez muerto.
Bocetos
Para la primera ilustración, mi idea era que, de la sangre que brotaba de su cuello naciera la ciudad.
La ciudad comienza a llevarlo a la muerte
La obra y el artista
La inspiración principal para la creación de "la obra" fue Fantasía 2000 (película animada)

(primavera)
La obra al ser destruida.
El espíritu de la ciudad. Quise representarlo con un harlequin, personaje característico de los festivales de Viena, quien dentro de su personalidad humorística puede llevar al miedo.
Una de las ideas, en base al espíritu maligno, era dibujar la ciudad como una escalera imposible de escalar para quienes aún estaban vivos.
La misma idea, pero de frente
Esta ciudad sería parte, además de la escalera, de un trono donde el harlequin estaría sentado de forma burlona desafiando a quienes quisieran llegar a la cima.

Este fue mi principal referente en un principio

Estas máscaras son los referentes del Harlequin.

Sin embargo, para la primera ilustración no solo usé de referente distintas partes de la ciudad, también estuvo el libro ilustrado de "El señor de los anillos" y finalmente, y de forma inesperada, Pascualina.

El relleno de los espacios, con tanto detalle y pequeños objetos me llevó a completar la primera ilustración.
Pruebas de color
Estas pruebas fueron básicamente para descubrir, una vez escogida la tinta china como principal técnica, con qué otra técnica podría acompañar la tinta china. Fue una prueba pequeña mezclando desde lápices a palo, acrílico, y acuarela.
Para el cuento, la técnica a utilizar iba a ser acrílico pastoso con algunos resaltados en tinta negra, sin embargo, las ilustraciones no funcionaban como yo quería. Por lo que cambié radicalmente de idea y utilicé: -tinta china, acuarela en papel fabriano.
Dentro del contraste entre la tinta y la hoja hice un rescate de diversas zonas con el acuarela. y este fue el resultado final:
Ilustraciones.
En Viena, donde la
desconsideración y la desvergüenza hacia los pensadores y hacia los artistas
han sido siempre máximas y que, sin duda, puede calificarse como el mayor
cementerio de fantasías y de ideas y en que han degenerado y decaído y sido
aniquilados mil veces más genios de los que realmente han salido a la luz y
llegado a la fama y a la fama mundial en Viena, se encontró muerto en un hotel
del centro de la ciudad a un hombre que, con mente totalmente lúcida escribió
en una nota las verdaderas causas de su muerte y sujetó la nota a su chaqueta.
Durante decenios, escribió,
había perseguido una idea, y realmente había podido realizar y llevar a su
término esa idea suya, como es natural una idea filosófica, en una gran obra, y
finalmente todas sus fuerzas habían sido devoradas por esa idea
Sin embargo, el reconocimiento
que esperaba no se había producido. Aunque, finalmente, había mendigado ese
reconocimiento, le había sido negado por las instancias y las personas
competentes para ello. De nada había servido que demostrara la inmensidad de su
obra. No solo la envidia de sus colegas, sino toda la atmósfera enemiga del
espíritu de esa ciudad lo empujaba a la muerte, su aturdida falta de humanidad.
Sin embargo, como no quería
renegar de su carácter, había quemado su obra antes de suicidarse, había
quemado, y realmente, reducido otra vez a la nada en pocos minutos la obra de
su vida, después de haber necesitado decenios para que surgiera, y no había querido
dejarla a una posteridad que en ningún caso la merecía. La espantosa idea de
que él, lo mismo que otros muchos como él, solo después de su muerte sería
reconocido y por consiguiente explotado y famoso, le hizo aniquilar sus logros
que realmente, había que valorar mucho más alto que todo lo pensado y escrito
en esa esfera.
La ciudad de Viena, así
escribía en su nota para terminar, vive desde que existe de las obras de sus
suicidas geniales, y él no quería ser un eslabón más de esa cadena de genios.
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